jueves, 18 de febrero de 2010

Buscando lo bello

Todavía estoy somnolienta, lo cual quizás explique esta loca idea que me visitó mientas intentaba despertarme. ¿Por qué un blog? ¿Por qué no? Me invade una voracidad inédita de dejar registro de las pequeñas cosas que me maravillan cotidianamente, de las que hacen que el mundo (o mi paso por él) sea un poco más agradable, más luminoso. Porque a pesar de las opiniones de los pesimistas y los mesiánicos (que en algo parecen coincidir, después de todo), quiero seguir creyendo que nuestra realidad es capaz de brindarnos resquicios de belleza, de alegría: una canción, el reflejo del sol sobre la copa de un árbol, aquel vestido, el perfume de este té que espera enfriarse mientras tipeo estas palabras...
Debo confesar que este no es mi primer coqueteo con la blogesfera, hace un par de años intenté parir un mamarracho que sólo duró un par de posts, el tiempo exacto en el que me ganó el aburrimiento o la dispersión, o ambos a la vez. Ojalá que no sea ese el destino de esto que hoy ve la luz, pero tampoco pondré muchas expectativas, intentaré tomarlo como un pasatiempo y una forma, en fin, de convencerme que puedo ser constante con algo que no sea mi trabajo. ¿Habrá quien lea estas palabras? Seguramente los amigos de siempre, que quizás se alegren de que esta servidora deje de atosigarlos con sus comentarios porque ahora tiene un espacio donde decantar su verborragia, donde subir los fragmentos de lo bello que va encontrando por ahí, dispersos entre los desperdicios de la realidad.

2 comentarios:

  1. Bienvenida a la blogósfera (again) Nos estamos leyendo!

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  2. despúes de tres años... alguien más te está leyendo...
    uno planta una semilla y nunca sabe cuando va a florecer..., pero florece..
    Espero que sigas buscando esos fragmentos, porque todo lo bello está esperando tu mirada.

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